
Yo soy el infeliz que cierta noche te hizo feliz un año entero
el ignorante que conoce su ignorancia como el labriego la tierra que rotura
el indolente dolido de comprobar una vez más su propia indolencia
el guerrero que vio en la procura de la paz una disculpa para prolongar la guerra
el docente que nunca enseñó tanto como al guardar silencio
el mensajero linchado por traer malas noticias
el creyente que jamás pudo creer en ídolos de pies de barro y que una mañana halló tapada la puerta de su casa con ese mismo barro y que sólo atinó a emplearlo haciendo un horno
en cuya puerta hoy ve quemarse el pan nuestro de cada día
Yo soy el inédito que iba a empapelar el alma nacional
ese que cultivó el orgullo de camuflar su orgullo con falsa modestia
el que sólo tomó en serio una taza de café una cintura unos senos
el corredor que hacía cross country hasta la virgen del Cerro San Cristóbal
el estratega que sacrificó la cabeza al encontrar tu cuerpo
el gondolero que exiliado en el desierto va remando y rimando por los canales de su espejismo hacia una Venecia ancestral
el jinete que lleva al anca su propia sombra
el hombre niño que jugaba a no jugar
el bibliófilo que halló un libro de arena y no supo leerlo
Yo soy el coleccionista de cicatrices que otras mujeres dejaron a manera de autógrafos
yo soy el que tú sabes que sabe que nunca sabrá nada
yo soy el que al fin te regala ese poema que siempre pides
yo soy el infeliz que mejor sabe cómo hacerte feliz.
(Eduardo Llanos Melussa)
el ignorante que conoce su ignorancia como el labriego la tierra que rotura
el indolente dolido de comprobar una vez más su propia indolencia
el guerrero que vio en la procura de la paz una disculpa para prolongar la guerra
el docente que nunca enseñó tanto como al guardar silencio
el mensajero linchado por traer malas noticias
el creyente que jamás pudo creer en ídolos de pies de barro y que una mañana halló tapada la puerta de su casa con ese mismo barro y que sólo atinó a emplearlo haciendo un horno
en cuya puerta hoy ve quemarse el pan nuestro de cada día
Yo soy el inédito que iba a empapelar el alma nacional
ese que cultivó el orgullo de camuflar su orgullo con falsa modestia
el que sólo tomó en serio una taza de café una cintura unos senos
el corredor que hacía cross country hasta la virgen del Cerro San Cristóbal
el estratega que sacrificó la cabeza al encontrar tu cuerpo
el gondolero que exiliado en el desierto va remando y rimando por los canales de su espejismo hacia una Venecia ancestral
el jinete que lleva al anca su propia sombra
el hombre niño que jugaba a no jugar
el bibliófilo que halló un libro de arena y no supo leerlo
Yo soy el coleccionista de cicatrices que otras mujeres dejaron a manera de autógrafos
yo soy el que tú sabes que sabe que nunca sabrá nada
yo soy el que al fin te regala ese poema que siempre pides
yo soy el infeliz que mejor sabe cómo hacerte feliz.
(Eduardo Llanos Melussa)
1 comentario:
asu mare! que inspirado, lindo post!
gracias por la visita, te estare leyendo y si no, hay historias que se parecen, el orgullo a veces no es buen consejero.
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